Delegados de la Palabra
Los Delegados de la palabra
fomentan las celebraciones de la Palabra de Dios. Los domingos y días donde no
haya un sacerdote en cuyo caso debe dirigir la celebración un Diacono u otro
Delegado por el Obispo. (Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Liturgia).
El trabajo del Delegado de la
Palabra ha evolucionado en nuestros tiempos hacia una animación cristiana y
desarrollo comunitario inspirado en la Palabra de Dios. No es pues un solo
celebrar la Palabra, sino que ella inspire la vida de la comunidad en sus
situaciones concretas.
El trabajo de los Delegados gira
en torno a la Palabra de Dios que convoca, reúne, forma al pueblo.
El Delegado de la palabra,
preside la reunión en torno a La palabra de Dios, es esta Palabra de Dios la
que les reúne como pueblo de Dios y les hace sentir Iglesia.
La Iglesia, el pueblo de Dios,
nace en torno a la Palabra de Dios, es ella la que inspira la creación del
pueblo. Por eso la Iglesia no nace del pueblo, sino en el pueblo que acoge la
palabra de Dios e inspira su realidad.
Se quiere, a la vez, que a través
de la celebración de La Palabra se despierten a la luz de la Fe. Se adquiera
una fe centrada en Cristo. Más viva y operante. Con una Fe así se quiere el
nacimiento de comunidades cristianas más responsables con un equipo de
Delegados que estén al servicio de Dios.